El docente virtual y el presencial desde paradigmas distintos al tradicional

La diferencia entre docentes virtuales y presenciales está en función de las potencialidades/ventajas o limitantes/restricciones de los entornos de aprendizaje que sean capaces de generar con los estudiantes y para los estudiantes. Esta es la idea que desarrollaré en este breve escrito.

Está claro que las posibilidades de la virtualidad y la presencialidad estarán restringidas o limitadas en función a las posibilidades del entorno de aprendizaje que escojan para cada situación, planificada o no. 

Desde lo afectivo parece evidente que no se puede sustituir el tacto, la cercanía y el “calor humano” de un abrazo. La presencialidad tiene el componente y la ventaja de la interacción fisiológica entre los sujetos de la educación que es más significativa en el contexto de la realidad material en la que se desempeñanos. Aún así, lo que se aprende se transfiere a distintos contextos en diferentes situaciones, pues, lo que aprendemos en lo virtual, lo podemos aplicar en lo presencial y viceversa.

Claramente, el docente virtual puede propiciar un vínculo afectivo desde la cordialidad que puede fortalecerse con la atención personalizada. En la actualidad parece que tanto el profesor virtual como el presencial deben motivar a sus estudiantes a generar sus propios aprendizajes, mediante actividades desafiantes y en contexto. 

Imagen extraída de Google Image.

El docente virtual sí que puede utilizar una amplia gama de multimedios para impresionar los sentidos no sólo desde lo audiovisual sino desde lo emocional. Somos seres afectivos que disfrutamos de la música, el cine, fotos, vídeos, comentarios, y más. Estos recursos tienen su espacio gratuito en la red de redes y deben ser aprovechados.

Desde mi experiencia docente creo que el B-learning es la que proporciona resultados que sobrepasan a una educación exclusivamente presencial o virtual. La fusión entre ambas modalidades de aprendizaje se complementan y enriquecen. El docente que en la presencialidad introduce afectivamente a sus estudiantes a un tema, tiene la ventaja de ampliar los espacios o entornos de aprendizaje con herramientas de la web 2.0. 

Sin duda Internet es un potente recurso para la educación. Es la mayor fuente y vía de información de la humanidad. La llamada “brecha digital” si bien es importante entre los que tienen acceso y los que no, se reduce día con día. No es descabellado pensar de que algún día, tal brecha dejará de existir y entonces ¿Qué haremos?.

 Si los docentes no le damos sentido humano y educativo a Internet, no nos sorprendamos si se convierte en un espacio ampliado del vicio y de la ignorancia.

Para mí está claro que tanto los docente virtuales como los presenciales debemos:

• Asumir el rol de guías, facilitadores y referentes.
• Innovar especialmente en aquellos aspectos en donde la evaluación formativa muestra resultados no deseados.
• Ser investigadores permanentes de los temas que enseñamos.
• Proponer actividades de colaboración entre estudiantes.
• Diseñar entornos que permitan la interacción sincrónica y asincrónica de los actores educativos junto con otras personas de la comunidad y del mundo.
• Motivar e incentivar a los estudiantes a descubrir por sí mismos, por aprender a aprender.
• Mostrar y demostrar que es posible y necesario desaprender y aprender continuamente. El presente y futuro está dado por el cambio constante. La mejora permanente, perfeccionar lo perfectible no sólo es una actitud ante el aprendizaje, sino además, frente la vida misma.

Es más importante la función social que cumple un docente en la vivencia de un paradigma o modelo educativo que puede combinar teorías Cognitivistas, Crítico-humanistas, Socioconstructivas, Construccionistas o Conectivistas. En este sentido, es igualmente relevante aplicar una didáctica coherente con los paradigmas enunciados, desde distintas actividades de aprendizaje. Poco interesa la estéril consideración sobre si es mejor la docencia virtual que la presencial. Lo importante está en ser profesores en función de guías, facilitadores, motivadores y referentes para nuestros estudiantes.

José A. Valenzuela Fernández